SALUD MENTAL
La
salud mental es un concepto que se refiere al bienestar emocional y psicológico
del individuo. Merriam-Webster define salud mental como: “el estado del
bienestar emocional y psicológico en el cual un individuo pueda utilizar sus
capacidades cognitivas y emocionales, funcionar en sociedad, y resolver las
demandas ordinarias de la vida diaria”.
Según
la OMS, no hay una definición oficial de salud mental. Las diferencias
culturales, evaluaciones subjetivas, y la competición de teorías profesionales,
hacen difícil definir "la salud mental". En general, la mayor parte
de expertos convienen en que la salud mental y las enfermedades mentales no son
excluyentes. En otras palabras, la ausencia de un desorden mental reconocido,
no es necesariamente un indicador de contar con salud mental (probablemente
debido al desconocimiento de la gran variedad de estados mentales aún por
definir, y la corta edad de la ciencia médica en general tal como la conocemos
hoy en día, y en especial de la ciencia que intenta definir con más exactitud
estos trastornos o complejos salud-enfermedad que proponen tanto la psicología
como la psiquiatría).
LA PERSONALIDAD SALUDABLE
La personalidad
y sus características, desempeñan un rol fundamental en los orígenes de la
enfermedad.
Galeno,
una figura gigantesca del mundo antiguo, ya observó la existencia de un vínculo
muy estrecho entre la melancolía y el cáncer de mama. De este modo, en estos
primeros enfoques médicos, encontramos tempranamente un criterio holístico en
la consideración de la salud y la enfermedad.
Platón
remarcaba que la buena educación es la que tendía con fuerza a mejorar la mente
juntamente con el cuerpo. Reconocía, de alguna manera, que la salud corporal
conduce a la higiene mental, pero, al mismo tiempo, que el buen estado mental
predispone al buen estado corporal. Así, establecía, específicamente, que el
alma "buena", por su propia excelencia, mejora al cuerpo en todo
sentido.
En
los tiempos actuales, desde el siglo XX, especialmente, pero también desde
mucho antes -e incluso en la medicina oriental antigua-, se comienza a
reconocer la necesidad de concepción holística de la salud.
La
concepción psicosomática nos obliga a atender nuestra interioridad como causa
posible de perturbaciones del cuerpo. Esto es reconocido unánimemente por la
clínica occidental, que ve que en los consultorios un altísimo porcentaje de
consultas responde a distorsiones de la mente o de la personalidad, en sentido
amplio.
Este
nuevo enfoque no es dualista a la manera cartesiana. Concibe al hombre como una
unidad, en la que con mucha frecuencia anidan los poderes curativos, que
estimulados, ayudan a resolver los problemas somáticos. La filosofía médica no
materialista de este modo va incrementándose en el mundo en que predominar
la medicina convencional.



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